Debido a la globalización, las interacciones interculturales se han convertido en algo habitual para las empresas que pretenden expandir su negocio más allá de su lugar de creación. La cultura influye mucho en la forma de pensar, comunicarse y comportarse de las personas. Y, por supuesto, también afecta a los tipos de transacciones que realizan y a la forma de negociarlas.
Hoy en día, existe una tendencia entre las distintas culturas del mundo a tratar de interconectarse más, lo que resulta muy beneficioso a la hora de cerrar acuerdos internacionales. Cuando estas culturas entran en contacto, tienden a coincidir en algunos aspectos, pero ocurre que las peculiaridades o particularidades de cada una tienden a amplificarse. Por ello, conocer y adaptarse a otras culturas es un requisito indispensable para cualquier empresa que pretenda expandirse internacionalmente, tanto a la hora de abordar el proceso de negociación con los ejecutivos como a la hora de adaptar los productos o servicios ofrecidos a las preferencias o gustos de la sociedad de destino.
La gran diversidad de culturas en el mundo hace imposible que cualquier negociador, por muy experto o experimentado que sea, comprenda a la perfección todas las culturas con las que puede encontrarse. Jeswald W. Salacuse, en su libro The Global Negotiator, habla de diez elementos particulares que pueden complicar una negociación intercultural: el objetivo de la negociación, ¿contrato o relación?; la actitud negociadora, ¿ganar-perder o ganar-ganar?; el estilo personal, ¿formal o informal? la comunicación, ¿directa o indirecta?; la sensibilidad al tiempo, ¿alta o baja?; el grado de emoción, ¿alto o bajo?; la forma de acuerdo, ¿general o específica?; la construcción del acuerdo, ¿movimiento ascendente o descendente?; la organización del equipo, ¿un líder o consenso de grupo?; y la asunción de riesgos, ¿alta o baja?
1. Objetivo, contrato o relación: a lo largo de la negociación con un directivo estadounidense, el directivo español debe tener en cuenta que los estadounidenses tienden a hacer tratos directamente, no consideran importante crear una buena relación antes de hacer negocios. Sin embargo, les gusta hacer negocios con gente que les cae bien y con la que pueden relacionarse. La primera impresión, la amabilidad, la confianza y el entusiasmo (sin ser prepotente) pueden influir a la hora de conseguir un acuerdo comercial.
2. Estilo personal - formal o informal: los saludos en Estados Unidos suelen ser informales y van acompañados de un apretón de manos. Los estadounidenses son amables y sonríen mucho, tienden a ser positivos y entusiastas, y puedes estrecharles la mano enérgicamente, ponerles la mano en la espalda o incluso cogerles del brazo. Pero al mismo tiempo, tienen un gran sentido del espacio personal y se sienten cómodos con cierta distancia física al hablar. Suelen tutearse, así que prepárate para que compartan su nombre de pila y utilicen el tuyo. Y, muy importante, mantenga el contacto visual en todo momento mientras habla. Esta es la norma en Estados Unidos.
3. Comunicación, directa o indirecta: su estilo de comunicación suele ser directo y al grano, quieren llegar a un acuerdo rápidamente y dicen lo que quieren decir. "Sí" significa "sí", "no" significa "no", y "tal vez" no es una forma educada de decir "no": realmente significa tal vez. Aunque se considera de mala educación interrumpir a alguien cuando está hablando, es algo habitual en Estados Unidos. Si alguien duda al hablar o se toma el más mínimo tiempo para pensar lo que quiere decir, otra persona puede intervenir y empezar a hablar, terminar la frase o llevar la conversación en una nueva dirección.
4. Sensibilidad al tiempo, alta o baja: para ellos, el tiempo es oro. La puntualidad es realmente importante para los estadounidenses. De hecho, el tiempo tiene un estatus casi tangible, ya que se puede gastar, malgastar, ahorrar e invertir en él. Ser puntual, ponerse a trabajar rápidamente y ceñirse a una agenda son requisitos indispensables para cerrar un trato en Estados Unidos.
5. Toma de riesgos, alta o baja: como regla general, los estadounidenses requieren contratos muy detallados, tratando de anticipar todas las posibles circunstancias e eventualidades, por improbable que parezcan. Esto puede deberse a que son personas dispuestas a correr altos riesgos cuando se trata de cerrar un trato.